Deseo en estado de deseo.
—¿Vas a salir? ¡está lloviendo!
—Sí, voy a salir... ¡está lloviendo!
La escalera,
si... esa.
recuerdo todo lo vivido en el futuro
logro escuchar,
lo que no se puede ver
mi abstinencia de lava
tiene el tamaño insospechado de un susurro
estricta causalidad
de una fábula llena de sonidos
de mitos
de magias
de peces
en los archivos espirituales
de mi propia marcha de la sal
me han advertido:
—las caras de los niños ya están iluminadas
una verdadera realidad del alma humana,
son los pasos
sobre la bruma del mar
y los animales salvajes
se llevan al fin el veneno
de toda mueca que no logra ser palabra
tórrido verano
los fantasmas parpadean
su religión,
el placer concreto
así,
el rebaño insistirá,
lo pondrán por escrito
aquí esto comienza,
como una balada
y nosotros,
al salir del volcán
nos damos cuenta ,
que no suele ser algo más que un vaso
mitad vacio,
mitad solo...como todos los vasos.
La escalera,
si... esa.
Yo,
el que desoye la voz interior
el que mira
a los ojos de serpiente
también puedo decirte...no llores!
es solo la frecuencia
de mi obsesión
la autonomía
que agranda el recuerdo
invisible,
alado
desprovisto,
de todo ideal mal interpretado.
queríamos llevarlo al Sur
pero los hombres aún no arriban
es una revolución,
que le importa solo a la líbido,
al propio candor
al caos
ese mismo telar,
que tejimos con nuestro sudor
pero, sin embargo,
las historias eternas finalizaron esta mañana.
no sé nada de pájaros
ni de sentimientos perdidos
cada escalera
cada peldaño
no suben
ni bajan
apenas flotan
¿Y ellos?
esperan al narrador que contará el rito
La escalera,
si... esa.
así,
con pocas páginas escritas
abrazados a un demonio de cartón
párrafo a párrafo
donde el eterno mundo,
espera a los amantes en la quietud
pero la ruta a ese pueblo
se desvanece
es la vida entera con ganas de trotar
se me sube a los hombros,
me deja mostrarle el camino
es dueña del amanecer y el candil
huella,
fulgor,
viaje,
eco y harina
tumba hundida en su propia paz.
el mundo es,
apenas,
un sol breve desplegado ante nosotros
La escalera,
si... esa.
Un enamorado con sed
pide siempre un beso de agua.
Marcelo Camisay
Enero de 2018
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