"Hace cuatro siglos, en un lugar tan transparente como esa nube, un peregrino encendió una vela.
de pie junto al arroyo
tiró guijarros, cerró sus ojos.
y soñó con nosotros."
La llave gira en la cerradura
Y el insomnio se vuelve azul
algunas reflexiones en la playa
preparo el afecto para la noche.
Dos veces visito el error imperdonable, dos veces
Octubre corre, y tras él, nuestros principios irrevocables
Lo pasado, no ha sido pisado, el arcángel, no ha pecado aún
un símbolo de estos tiempos, las manos sobre el alambre
el color rojo
el aroma a pinos
el concierto inconcluso
las bicicletas de alquiler
donde dejamos nuestras ropas se adivina el mar
damos vuelta la vista, el cisne levanta vuelo
nuestros estómagos y sus mariposas, la vuelta de los soldados
a sus camas, a sus mujeres, a sus patios.
Mi mano en tu cintura, una intimidad para la foto.
como cazadores al acecho, una lámpara nos cuenta el final de esa historia.
Dicho y hecho.
Encontramos el lugar para vivir juntos. Se llama Apocalipsis
puedo susurrar tu apellido sin desmayarme
quiero recordar el tamiz de ese espejo reflejado en la nostalgia
me siento extranjero entre cosas olvidadas luego de la lluvia
y mis ganas de ser parte de tu sombra, al pie de la montaña
de tu risa
de tus lágrimas
de tu magia
de tu ciencia
era antes el mundo del demonio
la lupa haciendo más y más pequeño el dolor
este es el propósito de mi vientre,
el que aguarda pacientemente en el dintel.
la vigilia
su aurora
y el agua por el camino de piedra.
Marcelo Camisay
Octubre de 2014
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