Y un mantra al amanecer del vino


 


"Saluda a tu pasado
dile que estás vivo
como él quería"



las ocho
ella no viene
es como un lunes sin vampiros
no conozco su cara,
no tengo su tiempo,
no sabe de mí,
no le contaron
la fábula nos intuye,
nuestras caricias
no se perciben
a la larga,
el olvido
esta melancolía se ha recibido de pasión,
pide asilo
en el sótano de tu casa
canta en tonos de experiencias


diviso una caravana sin miedo
nirvana íntimo
invitado a un crepúsculo
escucho tejados, cascabeles,
sin embargo,
sé como termina todo esto
mi profesor de clima
me lo reveló,
tiñe mi lecho la longevidad
vida y muerte,
la luz del sommelier
tiene su vocación
aún hoy, el espejo no puede romperse más
muchos lugares elocuentes
cerros de siete colores
donde los sagrados intereses de los monjes
hacen juego con la ausencia,
extraño
el tamaño del murmullo,
de pronto: este hilo de aire
en tus pulmones,
la cuenta sin pagar en el restó
narramos  juntos a Dylan
entonces,
nos descubrimos,
llenos de algo
imperceptible
luminoso
deslumbrante,
me han regalado un sendero
quiero compartirlo con ella
es tan claro ese horizonte,
y cuando te deseo
conversamos con las piedras,
esas,
que asoman al costado
del arroyo de tus retinas


en muchas ocasiones sé
perfectamente mi nombre,
lo olvido pronto,
como aquella medianoche
un soliloquio multitudinario
sin distinción de credos,
el solo de Salinas
forma parte de nosotros mismos
paisaje sinuoso
y verdadero
con aroma a otoño
tu civilización se ha derrrumbado
con ella, las fotos,
la necesidad de creer en lo sucedido,
las baldosas dormidas
pueblo del mar...


y respiro,
caminemos hasta la época
en el alfabeto,
estoy agotado,
quiero sentarme
(sobre todo al fluir)
 ángeles de arcilla
recién hechos
listos para jugar en la vereda,
sacaré ese abismo
tan incómodo
que nada nos deja ver
esa adversidad,
el éxtasis de la cordura
dejaré que sus bordes llenen la copa,
y aplaudiremos,
hasta que las manos se olviden
soy emoción, 
poco a poco papel y tinta
algo me ha ocurrido
fue ese sábado
y durará por años




—¿Cuáles son tus límites?
— Entre el pétalo y la biblia quiero que todo sea posible




Marcelo Camisay
Septiembre de 2015





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