¿Sueñan los pájaros de papel?



"Down to earth"...
Hablemos de las hojas.
El demonio ha perdido su brújula en una narrativa
y hechizado cae fulminado ante la verdad.
Estación del pánico
los linces duermen
e imaginan paraísos con formas de bitácoras
Tengo inmensas ganas de decirte;
que lo que veo me da pena.
a última hora
con la fatiga de la bruma
mirando nuestros presentes,sé con pasión
que todo ha de transformarse.
Todo.

—¿Qué ocurrió con tu memoria?
—¿Cuántas veces puedo quererte?


En un edificio ocre
al costado del camino
mi regalo ha quedado en el jardín
en tu epitafio leo;
"Vivió solo para mentir."
Somos nuevos
en este mundo bipolar
el frío bajo la copa de los árboles
como el ciego
como el crepúsculo
como la carta
las sombras de las enredaderas
he perdido la cuenta que tan evidente es
levántate, flota, respira
Es una indisciplina que me mantiene alerta


—¿Has conquistado tu desierto? 
—¿Y la textura del tiempo?


No tiembla mi mano
me pregunto por las noches,
porque esta tormenta disfrazada de Dios
o las risas del recuerdo tardío
o la brújula.
Y no tengo repuestas inmediatas.

Si el hombre de a pié emerge victorioso
el que espera la cosecha se aferra a la lágrima
Joya sin compromisos;
anhelos destruidos por un festín
imploro frente a esa pintura
observando el cuerpo frágil
es distinto el manuscrito,
y el secreto de todas las cosas.

Al principio, bebemos sentados mirando al Sur
en la alfombra, cuando la tarde desvanece,
medito sobre los piratas del amor;
esos poetas de lo virtual, del hambre inmortal
los carceleros del vientre vacío
los extraviados en laberintos y los que traicionan
decidiendo donde vivir o donde habrían de nacer;
desertando del pacto sagrado de la tierras prometidas...
Son libres.

Libres para siempre, estando enjaulados.
Por muchos años.
Así lo anhelaron
Que sean entonces.



—¿A qué sabe la noche?
—¿Entra tu piel por mi ventana?



Una luz nueva
ilumina mi oscuridad
bebe entonces -como yo- del mismo manantial
formaremos una cofradía olvidada en la carne;
la sensación de estar protegidos
por las sábanas del cariño púrpura
acaricia el mito, los patios y el Oriente
explotan las miradas cómplices, las sílabas, los luceros
ese palacio de mermelada esbozado ayer
lo que no es en vano
lo perdido
lo olvidado
una misericordia increíble pintada al óleo...


—¿Cuándo tomarás mi mano?
—¿Te llamo?



Tiemblo al pensar que esa muralla no detendrá mis huellas.





Marcelo Camisay
Noviembre de 2014

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