Lo que quiero el año que viene. [ De nuevo].-



Esto pretendo para mí, el año que viene...
Después de querer algo parecido, hace cuatro años ya.
Lo quiero el año que entra.
No antes, ni después.

Mi obsesión es ser querido.
Lo confieso descaradamente.
No tengo límite alguno para eso. Desde un grito, hasta la partícula más pequeña de un mundo oscuro, necesito sentir ese vapor tan eterno y delicado, del cual carezco para dar, sea por obstinado o pesimista, por obsesivo o delirante, por infame o portador de un puñal.

No quiero sufrir tanto, no necesito autocompadecerme tanto.
Amo vivir, y deseo dejar vivir, a los que quieren vivir.
Ok?
Eso...que vivan!

No ser una mierda de persona.
Eso busco.
Debo confiar en la sinceridad de los sentimientos ajenos.
Debo confiar más en la sinceridad de los míos.
No sean estas, palabras inoportunas a la sombra de las pérdidas.
Olvidarme de todo significa una misión a ciegas, debo confiar en quien no confió en mí.


Quiero conservar mi buena y sufrida vocación mutante todo el tiempo que pueda.
Amar a mis hijos, aunque estén cada vez más lejos, y no quieran amarme como quiero que me amen.

Deshacerme de esta actitud de salvaje.
Ser más social.
Hacer el intento de dormir acurrucado en una valiente anécdota.
O en la primera historia de amor que pase por mi casa.

Ganarme la solidaridad y lealtad de locos y desesperados.
Hacer más ejercicio.
Espero caminar más, y escuchar a los que saben, también más.

Necesito dar besos más sinceros y reveladores.
Por qué lo digo?
Bien, los últimos han sido rechazados de plano, por el espíritu de la oportunidad y las buenas costumbres.
Tengo que revisar esto, haciéndolo con ritmo, elegancia y algo de glamour.
Besar sin contradicciones.
Ese será el desafío del año que viene.

Querer y cuidar mejor a las plantas.
Lo hago con bondad, tengo a cargo seis, que reciben diaria y estoicamente, su habitual dosis de agua y olvido.

No disculparme de ese imbécil que no me quiere.
Por que debería?
Nunca le creí al tipo que me dijo un día que había elegido el camino de los fracasados, porque me rio a veces, y al hacerlo, confirmo que triunfé.
Entonces, este año cuando me lo repita de nuevo, tampoco le haré caso.
Ni me disculparé.
Por qué debería?.
Prefiero no hacerme el tonto.

Algo más.
Necesito que la vida me pegue en el rostro con tu sonrisa.
Quiero besarte, antes que te vayas para siempre.
Estás fatalmente enamorada,y se sabe que los sentidos en estas situaciones se alteran, modificando la realidad, el destino, el color de la luna o el formato de Tokio.
El paraíso de la infancia, con las garzas atrapadas en palabras.
De eso se trata.
Hacer lo que no intenté este año que muere.

Quiero hacerlo el que viene.
Después de querer algo parecido, hace cuatro años ya.
No antes, ni después.


En la determinación está el ocaso .Lo aprendí este año.
La intención es olvidarlo el próximo.
Me chupa un huevo, sí, leíste bien, me chupa un huevo escuchar las quejas de los privilegiados, y quiero ser cada vez más inmune a esa obscenidad.

Deseo paz, buscándola en la poesía de los hoteles abandonados.
Ballard bien lo dijo una vez.

Quise leer muy poco y no influenciarme, para lograr ser escritor.
Ok,...fracasé.
Asumo estar condenado a ser lector.
Es cómodo, mucho mejor, me voy a acostumbrar, y el mañana no se extingue.

Cuantas veces morí este año? ...dos, no es tanto.
Para el que viene espero no superar esta estúpida marca.
Deseo ser parte de una emboscada, el año que viene.
Ser cotidiano, antes de cabalgar.
Salir de juerga con gitanos, y mirando a través de un vidrio azul, intuir que nueva forma tiene tu cuerpo, preparado solo para mi.

Intentaré saltar tan alto como me deje la ciudad.
Necesito beber de lo imposible.
Este año, lo logré dos veces.
Tres, el próximo, no será nada malo.

Volviendo a vos.
Lamento mucho que hayas estado a mi lado, en mi peor momento, con el miedo cruzándote el alma!.
Pero estuviste.
Por eso y tantas cosas, te pido perdón y espero repetirlo.
Una mirada tuya vale todo el té de la China.
Echados los naipes, la lisonja preparada para asombrar.
Quiero desear, y ser educado en la conquista de la gloria.
Esa gloria es tuya y prefiero no dejarte tan sola.
Para no quedarnos solos los dos.
Diluidos finalmente en una magnifica desolación.


Para el año que viene deseo empezar algo y dejarlo a la mitad, como siempre, así sabré que estoy incompleto, como siempre...

Espero tener un amor inolvidable, buscar algún tesoro perdido en la geometría de la crueldad y admirar música nueva.
Escucharé a Bill Evans.

Sin embargo, quiero concluir esos textos de poesía que me han iluminado tanto, cancelada la exigencia morbosa de la urgencia.
Revisitarlos, con placer, se presume tan urgente como cuando uno arriba a la casa de una tía buena, esperándote al atardecer, mientras un bizcochuelo de naranja se enfría en su ventana.

Este año que viene propongo decirle al mundo que tanto la destrucción como la duda, son hermanos inseparables, fieles, y llenos de una crueldad tan exquisita como una amapola al sol.

Quiero contarte un secreto.
Ninguna mujer se ha quitado la vida por mí, o ha sufrido innecesariamente.
Me alegro por eso.

Porque sé que no valgo una puta bala, de un puto corazón como el mío, de una puta tragedia que lleve a alguien a hacer algo tan tonto, tan descuidado y tan inhumano...con alguien tan tonto, tan descuidado, y tan inhumano como yo.

Aspiro cumplir esos 44 que estarán acechando con ganas,imagino, en ese Junio del 2011.
Lo necesito.
Por qué?
Lo sé bien, pero no quiero contarlo hoy.
Quiero hacerlo el año que entra.
No antes, ni después.


Bailar rumba, tango o malambo,...lo que sea. Danzar.
Me hice la misma promesa hace cuatro.
Puta madre, también fracasé en esto, maldita sea!!!
Fuì siempre muy malo para bailar, como también para emborracharme o ponerme grosero con el dueño de ese bar.
Espero aprender el año que viene a emborracharme bien, para no ser tan grosero con el dueño de ese bar.
El,su puto bar y la resaca se lo merecen.

He tenido sacrificios que no han valido un peso.
He fallado en llegar a entender las baladas de los ciegos del tren.
Mis monedas no fueron suficientes. Mi pena, no fue oportuna.
No pude entender esa ceguera.
Perdí mi vista en esas luchas.
No hubo flores, no hubo despedida alguna para atesorar.
No hubo eternidad.
Esto necesito repararlo urgente el año que empieza.


Sé que Dios no cree en nadie, ok, anhelo creer en él, el año que viene.
Sus ángeles me pedirán que le dé tiempo.
No voy a ser tan idiota para no dárselo.
Lo haré por los hombres penitentes, por los caídos en combate, por los débiles.
Lo haré en mi honor.


Y, como dice Ernest, aquí me quedaré entonces, encerrado viendo el mar donde brilla un revolver, pero con la forma de tu cuerpo entre las sábanas.

Esto pretendo, mis amigos.
Lo quiero el año que entra.
Después de querer algo parecido, hace cuatro años ya.
No antes, ni después...

Lo quiero por mí.
Lo quiero por vos.
No antes, ni después...



Marcelo César Camisay
Buenos Aires, 30 de Diciembre de 2010.






Nota:
El texto se ha agrandado más y más y pasó, estimo, por dos cosas.
Admito que me lo permití tontamente en primer lugar, y acepto que él ha sido tan tozudo ,y no me libera de corregirlo.
Es rebelde, inquieto y despiadado.

Temo que al final, con el paso del tiempo, haya finalmente escrito el libro que imaginé nunca poder hacer...por su culpa y maldad.
Y la mía.
Ponele.

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