Palabras Infames
Cosas que escribo cuando no soy yo.
Deseo en estado de deseo.
—¿Vas a salir? ¡está lloviendo!
—Sí, voy a salir... ¡está lloviendo!
La escalera,
si... esa.
recuerdo todo lo vivido en el futuro
logro escuchar,
lo que no se puede ver
mi abstinencia de lava
tiene el tamaño insospechado de un susurro
estricta causalidad
de una fábula llena de sonidos
de mitos
de magias
de peces
en los archivos espirituales
de mi propia marcha de la sal
me han advertido:
—las caras de los niños ya están iluminadas
una verdadera realidad del alma humana,
son los pasos
sobre la bruma del mar
y los animales salvajes
se llevan al fin el veneno
de toda mueca que no logra ser palabra
tórrido verano
los fantasmas parpadean
su religión,
el placer concreto
así,
el rebaño insistirá,
lo pondrán por escrito
aquí esto comienza,
como una balada
y nosotros,
al salir del volcán
nos damos cuenta ,
que no suele ser algo más que un vaso
mitad vacio,
mitad solo...como todos los vasos.
La escalera,
si... esa.
Yo,
el que desoye la voz interior
el que mira
a los ojos de serpiente
también puedo decirte...no llores!
es solo la frecuencia
de mi obsesión
la autonomía
que agranda el recuerdo
invisible,
alado
desprovisto,
de todo ideal mal interpretado.
queríamos llevarlo al Sur
pero los hombres aún no arriban
es una revolución,
que le importa solo a la líbido,
al propio candor
al caos
ese mismo telar,
que tejimos con nuestro sudor
pero, sin embargo,
las historias eternas finalizaron esta mañana.
no sé nada de pájaros
ni de sentimientos perdidos
cada escalera
cada peldaño
no suben
ni bajan
apenas flotan
¿Y ellos?
esperan al narrador que contará el rito
La escalera,
si... esa.
así,
con pocas páginas escritas
abrazados a un demonio de cartón
párrafo a párrafo
donde el eterno mundo,
espera a los amantes en la quietud
pero la ruta a ese pueblo
se desvanece
es la vida entera con ganas de trotar
se me sube a los hombros,
me deja mostrarle el camino
es dueña del amanecer y el candil
huella,
fulgor,
viaje,
eco y harina
tumba hundida en su propia paz.
el mundo es,
apenas,
un sol breve desplegado ante nosotros
La escalera,
si... esa.
Un enamorado con sed
pide siempre un beso de agua.
Marcelo Camisay
Enero de 2018
Recomienza su vida en cada huella plebeya
—¿De qué murió?
—De ganas de decírselo
escribo en el pétalo de una angustia
engendro garabatos
pero busco ese sonido
que la lluvia visite ese camposanto
yo quedaré atrapado,
entre oraciones,
que luchan
por ser oídas
en el diamante
donde no está escrita esta última danza
en la impresionante
semejanza de los cuerpos
tallada en madera de velero,
tan parecidos a tus pies,
pequeños mundos
y fe de acero
aquel respiro
aceptando que la muerte está lejos,
tomándose algo en la cantina
fantasía y lugar
lo incalculable
al momento de tipear un manifiesto
es poder decirte las cosas
en mi momento de mayor franqueza
las dunas de Marte
una puesta en escena,
un anhelo
palabra y sonido,
serán hermanos,
lo inédito... como una costumbre del transcurrir
sabremos de la existencia,
del uno y el otro,
por el alisio en los cabellos
por los barrotes
antes de la devastación de la primavera
vamos!...cerremos este trato
gimiendo una canción
cabalgando contra la tiranía
con total naturalidad
en los brazos de la herencia,
de la ilusión,
va a descansar este eterno cariño
cielo perverso
a disposición del milagro
el manto es suficiente
bajo la lluvia,
llegamos a la conclusión que su mano pinta,
pero los colores se mezclan en su corazón
con un espíritu feliz,
ese talento seguirá creciendo
la voz vintage
por último,
el color
naciste valiente
empeñada en la distopía
y tu voz,
hará callar las tempestades
del mundo,
pedirá disculpas
y la cosecha será cantando
perdón por seguir insistiendo,
pero soy una oportunidad
(Para Alejandra Pizarnik)
Marcelo Camisay
Mayo de 2017
A un millón de sueños luz
disfruta mi desierto
te regalo mi ausencia
la esperanza de los barcos en la luz del faro,
el viaje inagotable,
las sirenas
lo infinito de las interpretaciones
cuento granos de arena
cada gaviota escucha su música
mis mensajes en botellas,
arriban al muelle puntualmente
el viento,
en tanto
se entretiene
en playas esmeralda
esta tierra no es redonda
una tempestad se avizora,
hay que entenderla
y una distancia más pequeña entre paz y silencio
es tu esplendor
cimentar castillos en el aire,
será mejor desarmarlos
soñar cosas que siempre fueron
adivinar una sombra,
de lo que siempre somos
disfruta mi desierto
el horizonte es azul
la bruma me importa poco
tu látigo si
como he dicho antes,
debo volver al mundo de los vivos
con esta sabiduría egoísta
prefiero devorarme la existencia,
antes de escapar,
y dibujar mi vida humana,
con los dedos del pintor
quiero expresar,
que renacerán en otra vida
acaso al mirar hacia arriba,
encuentre el resplandor de la luz de tu rostro
disfruta mi desierto
son plegarias y distancias
pido
que entren todos los mundos en el mundo
lograr el frenesí ,
envejecer
más allá del idioma
más allá de la quimera,
transcurren muchos años
los necesarios,
para aprender
¿cómo llegar al final del umbral?
una silenciosa sombra,
se hace evidente
quizá hubiera querido escapar
sin embargo,
abraza el agua del cielo
y vuelve a recordar
todos los besos de su padre
prefiero
la mano dando vuelta la página,
el camino a Tanti,
el alba,
decirlo todo,
desdibujar los límites,
enfrentar al sol,
modificar tu pelo,
reflejar otras colinas
y entenderé todo esto,
solo cuando pueda extraviarme en un poema de Poe
disfruta mi desierto
es todo lo que tengo
Marcelo Camisay
Febrero de 2017
Un día moriré, y el despertar será inolvidable
la mitad de mi mundo es tuyo
la mitad tuya es tuya
la mitad del mercurio,
de ambos
de las plegarias,
los rumbos,
y toda la audacia en la eternidad
la mitad de las melodías,
serán de todos
la mitad del espíritu
la mitad de la luna
la mitad del sol
la mitad de la cartas escritas con sangre
la mitad del aire,
tu mitad del gozo,
la mitad de los sueños,
el resto del placer
el tiempo es solo arena de playa
(y lágrimas de sal)
los ojos culpables,
en la cárcel de Mandela
los naufragios,
con sus legítimos dueños
la fe sobre el crepúsculo
estos sueños rotos,
sanados a los besos
la mitad del talismán
la mitad de la ventanilla
la mitad de dios
la mitad del manuscrito
la mitad de la ausencia
la mitad de los árboles
la mitad de las cenizas
y esa virtud mágica del hechizo.
Marcelo Camisay
Octubre de 2016
Es el verbo
algo me ha ocurrido
en el puente de Sainte-Mère-Église...
si,
al sábado de colores,
palabras,
cielo,
andar,
alas,
suspiros,
sorpresas,
luz,
diseño,
quimera,
planes,
hojas,
juegos,
relojes,
mañanas y tardes,
vísperas,
luchas,
tiempo,
peregrinos,
hijos,
campo,
medallas,
secretos y cicatrices
en la forma grotesca,
de un manifiesto
la brisa del mar que no ha sido,
está siendo
aún en domingo
y durará por años
hasta declararme
formalmente extraviado,
en sentido estricto... por tu culpa
bajo la ley absoluta,
de las manos
sustituyendo esa respiración,
por latidos color índigo
no soy ya emoción,
no padezco el miedo,
poco a poco soy papel y tinta
Marcelo Camisay
Septiembre de 2016
Morning, NY
un primer círculo está completo
ahora,
entro al segundo
el tercero,
que está a la vuelta,
de esa esquina
aunque los otros no lo esperen,
lo busquen
e insistan en verlo vivir,
permanece acechando
tiene conciencia
pero no desea ser advertido
solo yo,
y mis círculos,
anhelantes
con sus desgarradoras manos
entrar (siempre),
jamás huir
no ser un vil cuadrado,
solo este redondel,
que he venido a regalar
existir como el aire,
jamás la torre de tus vientos
o la pasión cercana
(a beautiful answer)
quiero el espejo,
y tendré que ir a buscarlo
la eternidad no sabe de razones
ni de círculos
en la cúspide,
el alba me encontrará con los ojos cerrados
abrazado a una utopía inocente
el poeta ha dicho:
—Sin la humedad en las palabras de tus labios,
moriré de sed
tu viernes,
donde jamás llueve
mi lunes,
geométrico,
como el primer círculo
mutilada la mente humana
cábala,
y pan caliente
hierba en la pradera
pronuncio un mágico vocablo
mantra
y los círculos se desvanecen
cosas ignoradas,
y el Juicio Final
del cual sabemos es certero,
siempre esperando
pero sin saber el instante
advierto que,
somos varios círculos
aunque logramos,
yacer como almas
cumplir el digno papel,
por una noche de chocolate
salvando al mundo,
sin que nadie lo sepa
es lo sagrado,
tiene aliento a metáfora
llega el correo,
estoy ansioso, camino en círculos
abro el sobre,
leo:
"soy el terciopelo,
el niño que has sido, el tercer círculo,
el trago que bebiste en Birdland, NY "
Marcelo Camisay
Agosto de 2016
Extrañarte es de un color naranja intenso
—Debemos crear un mundo de sueños
—¿Cuál es la razón?
—Llenarlo con nuestros propios secretos
tomar impulso,
luego de aquietar el latido
contemplación es voluntad
decíamos al principio,
de manera más aguda
sobre el uso del tiempo,
y la disposición del espacio,
uno entonces,
puede tener una noción de las vidas:
que aparecen con extremo pudor,
un acorde que se mantendría
sin incurrir en ninguna,
de las exageraciones de los paisajes
y hay un dolor en saber
se ven los hilos de que lo fue escrito
pura entrega sin resistencias,
una versión pálida
transcurre una noche
sobre vidrio esmerilado,
los soles son diferentes
los viajes a la Luna,
son posibles
¿pueden los cometas tocarse apenas con tus dedos?
la respuesta es si
¿entra tu amor en una galaxia?
la ciencia es muy optimista,
y los sueños están listos para ser tomados
ser el mundo de alguien,
girar de alegría,
como los satélites
no perecer
no acostumbrarse al vacío del espacio
viajar a las Pléyades,
de la mano
prometer sin miedo el cielo
acostumbrarse a la gravedad,
después de ese beso sanador
¿y tu piel?,
como la aurora boreal
enigmática,
sutil, definitiva
el cielo está en la tierra
—¿Y esa estrella?
—Siempre será tuya
Marcelo Camisay
Agosto de 2016
Del caminar sobre el fuego
"seamos capaces de desatar el nudo que la espada no pudo cortar"
dame viento,
mi barco y yo pondremos el mar
existen ojos eruditos
tengo ganas de contarte un beso
en esto ando estos días:
crear,
una alternativa,
en los márgenes
con la dulce ingravidez,
de la sensación del primer adiós
para mi ,
de cara al sol
a mi edad
¿dónde están mis huesos?
mi vida es tu sangre,
corriendo en paz por mis venas
mi certeza a esta hora
es poner en marcha a las rosas
lo acepto,
escribo para borrar mis huellas
soy,
un combatiente sin patria
una experiencia surrealista continuada
¿seguimos caminando?
el atardecer no es una amenaza
la chica de tus sueños,
es una amapola
lo que siento por vos,
aún no ha sido descubierto
una literatura perdida
y esa será la razón
tengo muy mala memoria
por eso recuerdo todo como si fuera ayer
atesoro territorios,
desconocidos para mi
cosas de religión,
el sudor de algunas hojas
creo que,
a veces hay que detenerse,
apenas detenerse,
un instante
todo por explorar
todo por observar
todo por sentir
todo por aprender
Marcelo Camisay
Agosto de 2016
El río de los hilos invisibles
—¿Qué hiciste?
—Creo que un beso tiene derecho a interrumpir cualquier conversación.
estar sincronizados
es todo lo que le pido a la lluvia, al alma,
al dragón,
a los misericordiosos
es mi plegaria en favor de las capitales del mundo,
los mineros,
las monedas de plata
para salvarnos,
para luchar,
para dejar que la luz del sol conmueva las pupilas
y dejarme verte caminando entre la multitud
beber limonada,
dejarlo todo para Setiembre
otro motivo para flotar,
todas las caras de los niños son azules
los nietos buscarán a sus abuelos en Praga
las esquirlas rotas,
el corazón fúnebre,
la apatía
nada de eso necesito hoy
estaba tenso,
si,
no quiero ser tu guardián nocturno
ningún discípulo,
vuelve atrás
abre el sobre,
encuentra los escritos,
y se rinde,
ante el acto insoportable del cariño
este punto de contacto,
entre ese viejo caminante,
y nosotros,
es su fatalidad,
esperando en el portal
más allá de la fluidez
vimos,
sin darnos cuenta,
nuestro futuro
desplegado,
como un cisne
sé bien,
de inevitables momentos,
donde toda idea necesita un hogar
iluminando,
esa morena profundidad,
estoy gentilmente invitado,
a prender el candil
cierro los ojos entonces,
vuelo alto
prefiero prolongar la vida,
en un racimo de días,
niños y muchos cometas
aquel tocado con la punta de los dedos
mi deriva,
el insomnio
que tanto cuido y temo
cielo azul,
ha sido el oxígeno,
mucha inspiración
otro instante,
que fue hoy
pero jamás una tarde
despegando al cénit,
con la energía del hombre penitente
este amuleto de plata,
baila entre las nubes
y la harina para amasar,
el amor que me reclaman
donde que quiero afirmar
que todo tiene,
la fragancia de tu deseo en mis truenos
estas gaviotas,
alteran su rumbo,pregunto entonces:
¿nosotros no?
la bruma del mar se lleva el veneno
toda imagen que no es palabra,
es viento ahora
un poco de colorado,
algo de azafrán,
el resto de vértigo
ambos,
enfrentados por el deseo
primer día,
comer como ellos, hablar como ellos,
danzar como ellos
tu memoria,
me lleva siempre,
donde los labios estacionaron
cuando el resto del destino que nos queda,
es, apenas,
un asiento de un abandonado vagón de madera
algo aprendí anoche y es ésto:
cuando estamos donde se debe estar, los minutos tienen 61 segundos.
Marcelo Camisay
Mayo de 2016
Los cerezos se mueven en la dirección precisa
—días perfectos no existen
—pero podemos inventarlos
mi vaga silueta en la tempestad,
se viste diferente
no tiene alas
y en un plano formal,
nadie podrá negarme
el espíritu de la podredumbre
sábanas,
viviendo con sabor a angustias de verano,
a silbidos
al alba,
pero, en un instante
esta ironía tan nuestra se retira
los papeles no arden,
una duda inmensa,
pliega su paraguas,
y el horizonte se adivina,
contemplando al trueno,
aún mojado
aún con vida
somos el viernes
eso aprendí recién
¡buenos días!
ninguna mariposa,
que yo sepa,
se rinde ante la tormenta
(ninguna)
¿la razón?
quizás prefiera morir abrazada al viento
le pertenece, al fin de cuentas
en su interior,
ha escuchado ella,
las voces de las piedras
mientras tanto,
los bosques se estrechan al invierno,
una y otra vez,
quedaron un instante
sin el menor deseo de comprenderse
espero que sea,
la última vez que te deseo
la sombra entre tus piernas
el bien y el mal,
que lo terrenal nos supere
y se transforme en
cae la noche
caen nuestras ropas
caen los puentes
caen las certezas
a veces con calma,
otras, con salvaje urgencia
bienvenidos a nuestro mundo
a mi
voy a ser sincero, solo por hoy
no me interesa el fin del siglo
ni el suelo frío
por la dicha escrita como un placebo
ni las hojas,
trituradas por dragones
por suerte,
en lentitud,
estoy caminando
hago un espacio para los dos
en silencio,
después de todo,
se trata de respirar
de merecernos ,
de permitirnos ser iluminados
me faltan fuerzas para desplegar mis alas
pero ellas vuelan con las tuyas
van anhelando,
maldiciendo las horas perdidas
la desolada nieve,
de tu pelo
¿qué estás viendo?
¿cuál es la forma de mis sombras?
los poetas del cementerio,
se han reunido a escribir,
teorizan sobre las vidas que tuvieron,
lloran sobre sus tumbas
son ateos confesos,
enamorados, perdidamente, de Dios
han sido,
arrojados,
a la isla donde el vasto mar
repite la plegaria,
enseñada por su sal,
iluminada desde hace siglos
ahogados por el diluvio
a la espera del paraíso extraordinario
de las caricias,
y mis lágrimas
todo futuro es de aquellos que salen a su encuentro
(ese es uno de mis mejores secretos)
es hoy el día de la máscara
los que no están en esta imagen,
reciben ahora mismo el viento en la cara
la lluvia de la tarde
están vivos.
están juntos,
tomados de la mano
respiran
inmersos,
en el viaje eterno de la vida,
abrazados frente al dolor,
pero abrazados
como dos cascadas
ninguna búsqueda de la felicidad está escrita en solitario
porque el paisaje,
así, impreso en palabras y calor ,
por la voluntad y el miedo,
quedan impregnados,
en la madera de los barcos,
que salieron... a pesar de todo
esto tiene,
una locura onírica ,
en la cuál vale la pena descansar
y lo grito,
lo celebro, y lo reitero:
sangre con gotas de miel
sangre con gotas de miel
sangre con gotas de miel
—¿cuál es la razón por la que escribís?
—para disfrutar el fracaso de una hoja en blanco
Marcelo Camisay
Abril de 2016
Far away beyond the pine woods
nuestro primer diálogo
mi pasión ética
la suma de encuentros
esta percepción, tan cenital de todo
momentáneamente seremos entramados
vamos a leerlo
a herirnos de belleza (fatal)
prolongarnos en círculos
por fortuna, somos inéditos
e inmersos en estos silencios de poemas
un simple acto de cortesía
nos define para siempre
poblamos la playa con herejías
estos gratos fantamas,
recién descubiertos
justifican toda inspiración
y la total geometría
yo he llegado a tiempo
puntualmente,
a mi acostumbrada tardanza
es un sueño sincero
digo sueño, y es una palabra tan ambiciosa
que bien puede quemarse en un instante
de mística felicidad
y extraña cortesia
conversé ayer con los monjes
sobre la fé del Buda
cada idioma y el breve abismo,
hablamos solo tres minutos
y soñamos despiertos
sé entonces, que debo hacer lo que pueda
amasar el pan sobrenatural
ser criados por un pastor
en la omnipotencia de las supersticiones
y los espejos secretos
himno al mañana
la certeza, por cierto
de ser Dios o la naturaleza
tu mitología,
o la mia
A Oscar
Marcelo Camisay
Diciembre de 2015
Saber que somos eso
además,
quiero expresar que con un año de eternidad me alcanza
el nombre de esa ola,
mi convicción hipnótica,
el andar pausado
tan genuino como el énfasis lo permita,
a través del tiempo
la danza,
con final poético,
ambientado y transmitido en vivo.
Un hombre rojo,
está en la esquina,
esperando su juicio final
despertando del clímax,
y el paso de los niños entre las mariposas,
existen 54 futuros,
todos de múltiples colores y sabores, huyen a paso gentil,
sobre las cornisas de ciudades vacías.
Paisajes sin los cuales no se puede vivir,
como habitaciones
los secretos familiares,
libros malditos,
sueños recién despiertos,
por el contrario, la historia no me había dicho nada de vos sin embargo,
acá estoy,
al timón,
por ingresar en las tinieblas.
Senderos, pétalos de viento que conquistar,
destellos por atrapar,
simple....es necesario ser simple, antes que las gotas hagan más ruido muy despacio,
los naranjales esperan el rocío,
para ser libres y la lectura simultánea del papiro,
son como el agua del desierto anhelado.
Cuando los ojos azules, cambian repentinamente de color,
esta vida permite que mis antepasados encuentren sus retoños,
sus padres,
el prólogo perfecto para ser tan real,
como tus adversarios quieran dar rienda suelta a la vida,
no es mas que cumplir con viejas promesas.
Estoy devorando decisiones efímeras,
me pisan los talones las urgencias, la estación arde en llamas luego de nuestra maravillosa despedida;
la oscuridad se hace añicos,
faltando tan poco para llegar a la cima acumulo escalofríos,
besarte la espalda,
recorrer ese ocre castillo vacío.
Como una cruza extraña,
como los ángeles irrefutables,
almíbar de la verdad el silencio interior ha perseverado a través de siglos y lamentos,
la lírica del cielo,
kilómetros de suspiros envenenados en cada copa de licor,
me importa muy poco esa arquitectura,
mejor corro el riesgo de perseguirte.
Marcelo Camisay
Diciembre de 2015
Prefacio y existencia
—Te pido algo
—Por supuesto
—Que nunca se pierda
esa indirecta buena costumbre de hablarnos en canciones
soy un emisario en
la narración del viaje,
me preguntan
con frecuencia
que leyenda en mi
diario encuentro
Adán, solo en su
jardín
como un telón de
fondo
de tu microcosmos,
de tu despertar
puedo describirme
hoy
en mundo humano
transparente como el
olvido
aguardiente recién
robada
busco esos mensajes
perdidos,
en tu pelo dorado
están esas
respuestas,
en tu mano
llego, al día siguiente
en el mismo
instante,
cuando la patria ha
sido liberada
esa hospitalidad
el clamor
por verdadero amor,
nos cuidamos
nos escuchamos...
durante la cena
susurra al oído una
ternura
me convence lo útil
de abrazarnos
rodeados del hilo de
oro de nuestra locura
el ladrón del fuego
vigila
aguarda el primer
disparo
en la noche tardía,
enseña un laberinto
gris
encontramos los
pedazos que nos faltan
yo diría que,
en esta zona de
contacto
somos tan culpables
como la hierba que
nos sostiene
y en la brisa
cotidiana
esa,
que te lleva de
anhelo en anhelo
nuestra torpe fe
quedará escrita en un libro
quizás,
nos encontremos en
Londres... uno de estos días
defiendo con
legítima razón
mi voluntad de volar
los dioses,
acompañan en silencio
estoy loco, claro
vaya novedad
son las diez, ( no
es tarde)
entendí esa mirada
tuya
esto deberá
resolverse entre sábanas
no detendremos,
el fuego de las
promesas
del amor
omnisciente,
las rosas
que el piano
reclama,
son las notas
que el rosal desea
ambos, están
profundamente equivocados
advierto
a veces,
que la fuerza de la
oscuridad
tu silueta,
vuelva a ponerse de
pie
mi virtud plebeya
en tu racimo
y el puente sacudido
por el rayo
demuestra una
ingenua vanidad,
paseándose desnuda
por el bosque negro
tengo hambre de
gloria
y tu banquete
dispuesto
el zonda me susurra
que añora nuestras
charlas
esa locura de
buscarle
ángulos a los
círculos
el ritmo a Goethe,
la libertad a toda jaula,
el pecado redentor
al prejuicio,
el frío benévolo del
infierno,
los límites
naturales de un beso,
los bordes del
suburbio,
las respuestas
huérfanas,
el cáliz sin misa,
la niñez de todo
adulto,
el cielo vacío de
ángeles,
tres deseos,
tres aventuras
desparramados ellos,
sobre la turba
en una vasija
enviada al mar
pasarán cien años,
para ser nuevamente
encontrada
y nuevamente
arrojada ,
al mismo mar
en buena ley,
una serie infinita
de metas
que solo un genio
encarcelado en su lámpara
podrá finalmente
liberar
un crimen enigmático
perfecto
casi invisible
un hombre soñado
con ideas eternas
nacido al alba
queda colgado de una
tonta metáfora
mientras,
el eco de la
humanidad no ha hecho todo lo posible
vivimos entregados
al descubrimiento
al arte del desierto
esa anarquía,
de la libertad
obtenida
nos dice
que tenemos todo el
derecho,
a confiar en las
supersticiones
ellos....no
ocultaban tener segundas intenciones
ilusos
ya se deslizaban por la cuarta
ilusos
ya se deslizaban por la cuarta
Marcelo Camisay
Noviembre de 2015
Noviembre de 2015
Vértigo
—Hay una forma muy mala de decir la verdad.
—¿Cuál es?
—Decirla demasiado tarde.
un hombre pasa a mi lado,
me cuenta al oído
que la inmortalidad tiene sus días contados,
pregunta por mis sueños
necesita saber
el número de ellos,
su distancia antes del abismo,
lo desayunado hoy,
eso perdido ayer,
la última vez que la vi desnuda,
el soneto leído,
el color de sus ojos imperiales,
me siento en el suelo
advierto algo...
este caballero no puede ver,
no contemplará el día del juicio final,
será imposible para él espiar
el hastío,
distinguir la dádiva del pan,
atender cada posada del camino,
a los intrusos
o las señales de los barcos entrando a la bahía,
sus retinas se han apagado
para siempre
ahora
es mi turno,
le pregunto por sus sueños,
no su número,
sino el color de ellos
responde y me promete
seguir oyéndose a si mismo,
pintar las praderas con viento,
desmenuzar el pan,
acariciar cuanta espalda
tenga cerca,
me dice al oído:
—Quiero ser el profeta de la mujer de mi vida
—Eso es imposible
—No para un ciego
—¿Cuál es tu nombre?
—Marco
lo invito a mi morada ,
acepta,
subimos los escalones,
prendo la chimenea,
busco mi scotch,
ese que sabe a turba
y malta,
bebemos,
me acuesto en la alfombra
miro hacia atrás
al niño que no soy
hablamos, vemos la biblioteca,
hay fotos,
de esa criatura que juega mirándose a un espejo
otros tiempos,
otras rosas,
y le diré que no pierda tiempo conmigo,
que la busque a ella
a la mujer de su vida
en esa cima,
en el pañuelo donde un atardecer se quedó,
en la abundancia,
la nada,
sobre los relámpagos,
y balcones con lucidez
esta persona me pregunta
antes de irse,
la razón de esas imágenes
lo miro,
simplemente respondo
que aprendí de una puta vez
que no existen paraísos futuros,
asi pues
no queda más remedio entonces,
que ser ese paraíso
un silencio con sabor a miles de experiencias
invade la casa
nos damos un sincero apretón de manos
y como buenos y educados fantasmas...
desaparecemos.
Marcelo Camisay
Octubre de 2015
Érase una vez el origen
— ¿Un último consejo?
— Estar más cerca del trueno que del rayo del sol
esta longeva gitana se ofrece
a adivinar mi pasado,
seremos culpables
de la velocidad,
de ritos indescifrables
cubiertos del polen mutuo,
del "santificado sea tu nombre"
con pura objetividad,
las películas con paisajes,
sus raíces
y el curso del arroyo,
retrocederé lo suficiente,
integrando la causalidad
qué curioso, leo y
la palabra lluvia
no figura en ningún contrato,
encontrar el bosque,
adivinar la encrucijada,
caminar entre las hojas secas,
mirar al cielo
desde el tobogán,
de momento
una tempestad reina
en cuanto menos lo esperas,
la máquina es lujuria,
ruinas abandonadas
revestidas de coraje,
flechas hacen blanco
en nosotros,
el sol y el mar son cómplices
de todo esto
demasiado al Este es Oeste al fin,
demasiado es libertad
demasiado al Este es Oeste al fin,
pero no debe importar
al estertor de la tarde
ir a ningún lado,
llegar de improviso,
navegar es volar,
ella aguarda en el pórtico
siempre,
investigaré a los ladrones de flores,
consultar un trébol de cincos hojas
o vivir en el techo un tiempo
eso,
me voy al techo
y no esperar nada más.
Marcelo Camisay
Octubre de 2015
Y un mantra al amanecer del vino
"Saluda a tu pasado
dile que estás vivo
como él quería"
las ocho
ella no viene
es como un lunes sin vampiros
no conozco su cara,
no tengo su tiempo,
no sabe de mí,
no le contaron
la fábula nos intuye,
nuestras caricias
no se perciben
a la larga,
el olvido
esta melancolía se ha recibido de pasión,
pide asilo
en el sótano de tu casa
canta en tonos de experiencias
diviso una caravana sin miedo
nirvana íntimo
invitado a un crepúsculo
escucho tejados, cascabeles,
sin embargo,
sé como termina todo esto
mi profesor de clima
me lo reveló,
tiñe mi lecho la longevidad
vida y muerte,
la luz del sommelier
tiene su vocación
aún hoy, el espejo no puede romperse más
muchos lugares elocuentes
cerros de siete colores
donde los sagrados intereses de los monjes
hacen juego con la ausencia,
extraño
el tamaño del murmullo,
de pronto: este hilo de aire
en tus pulmones,
la cuenta sin pagar en el restó
narramos juntos a Dylan
entonces,
nos descubrimos,
llenos de algo
imperceptible
luminoso
deslumbrante,
me han regalado un sendero
quiero compartirlo con ella
es tan claro ese horizonte,
y cuando te deseo
conversamos con las piedras,
esas,
que asoman al costado
del arroyo de tus retinas
en muchas ocasiones sé
perfectamente mi nombre,
lo olvido pronto,
como aquella medianoche
un soliloquio multitudinario
sin distinción de credos,
el solo de Salinas
forma parte de nosotros mismos
paisaje sinuoso
y verdadero
con aroma a otoño
tu civilización se ha derrrumbado
con ella, las fotos,
la necesidad de creer en lo sucedido,
las baldosas dormidas
pueblo del mar...
y respiro,
caminemos hasta la época
en el alfabeto,
estoy agotado,
quiero sentarme
(sobre todo al fluir)
ángeles de arcilla
recién hechos
listos para jugar en la vereda,
sacaré ese abismo
tan incómodo
que nada nos deja ver
esa adversidad,
el éxtasis de la cordura
dejaré que sus bordes llenen la copa,
y aplaudiremos,
hasta que las manos se olviden
soy emoción,
poco a poco papel y tinta
algo me ha ocurrido
fue ese sábado
y durará por años
—¿Cuáles son tus límites?
— Entre el pétalo y la biblia quiero que todo sea posible
Marcelo Camisay
Septiembre de 2015
Ámbar en primavera
—¿La tierra tiene dos lunas?
—No, que yo crea
—Es muy injusto
supe que era tu momento
cuando los detalles de mi pasado
subieron al árbol,
y volaron en busca del hogar
dí una última mirada
el esbozo,
y lo hice
te hicieron de porcelana
te dieron un nombre
te dejaron libre
te llevaron al edén
no tengo plan B,
debe ser eso entonces
emocionante, recorrer kilómetros
y estar en un mismo sitio,
darme cuenta que
mi técnica
deja entrar,
al patio
el jardín secreto de tus fantasías
pierdo el contacto
con las persianas
últimamente
no leo
respiro de tus hojas
soy feliz,
cuando los peces duermen
el periódico ha publicado lo nuestro
se sabrá entonces
y pocos mirarán
a los ojos
veinticuatro kilómetros al sur,
nos reímos sin parar.
el martes no es mi prójimo
despojos sobre la mesa
vivo por dentro,
(y muerto por fuera)
me da igual
sala de espera,
(nadie me espera)
por la tarde,
doy algunos pasos
mi mañana distrae
una fruta nacarada
sobre el cielo
y en navidad ,
no hay regalos
solo preguntas inteligentes
con respuestas anheladas
el cine fue
un primer cielo
el tequila
beso
durazno
bofetada
zapato
la última carta
lágrimas entre el muchacho y el anciano
momentos donde el asfalto no tiene fin
la ruta íntima de un prejuicio esperando
forma parte de este silencio opacado
la sensación de varios espejos
nos separan, nos motivan y la imagen
de muchos poetas cantando entre el hielo
la tinta de sus manos, hojas en blanco
nadie le teme a la bahía, al carmesí
el acto solitario de mi fuego y el ego
conectar el paisaje,
con la tenebrosa sombra
de los trovadores...
—Esos dados están cargados.
—Nosotros somos los dados...
A Julio.
Marcelo Camisay
Agosto de 2015
Soweto
"No niego nuestro derecho a la revolución
simplemente quiero
cantarle a la muerte,
decirle que no ha vivido lo suficiente"
mis pupilas advierten,
el hálito del horizonte bisiesto
me gusta probar nuevos manjares
escuchando a Miles
siendo viajero de la oración
un tirano de los horizontes,
o el último pagano de un atardecer
cumplimos aniversario,
de algo que jamás pasó
un brindis,
sin copas
como tantas, de aquel entonces
no pienso retroceder,
a menos que me lo pidas
buen motivo para celebrar
es acordarme de mi vida
defender el asombro
la lógica
el anhelante fluir de los besos
cariño aleatorio
y milagro libertario
construir mi propia figura
detrás de los anteojos
mi corazón como un péndulo
tomo un libro entre sus manos
entregarme a la metáfora
dormir en brazos de un conjuro
la voz de los olvidados,
seduce mi barbarie
no pienso reposar en vos,
a menos que me lo pidas
seré alumno
seré el cosmos
seré un centro
seré abadía
seré el impulso
seré esa nota
hallo curiosas coincidencias
en los sabores del desencanto
con tan solo media sonrisa
puedo edificar nuestro oasis
quinientas páginas
de fragmentos de uvas
la urgencia del egoísmo
no pienso arrancar tu ropa,
a menos que me lo pidas.
al cielo llegan las primeras gotas,
de esa lluvia que decidió cambiar su rumbo
eso es todo
cada rastro te extraña
cada herida se disuelve
la tierra oye tu bramido
llego la hora,
de los hijos de los padres
flotamos en un momento ficticio
pero el telón ha caído
y ya, no nos quedan excusas
es viernes de imaginar los regresos,
de tomar mi scotch,
mientras escribo esto
no pienso olvidar,
a menos que me lo pidas
descubrí un sonido perturbador
es el dolor de la vida,
una amnistía sobre la luz
tengo deseos de narrar el ocaso
de amos inevitables
de la tempestad ,
en los orígenes del hombre
sobre un mundo insensible
vértigo, transparencias y rascacielos
tal vez todos debamos
meditar sinceramente
la razón de las huellas en la arena.
no pienso escapar,
a menos que sea juntos
Marcelo Camisay
Agosto de 2015
El ansia
Mi epitafio dirá:
"Aquí solo yacen mis huesos.
Busca mi vida en los poemas, las calesitas de barrio,
la música de los pueblos libres,
o en cualquier abrazo de un padre a sus hijos"
honrar el día
y saber que es solo
un beso de Judas
entiendo,
mi locura no tiene límites
estos sentimientos
son figuras decorativas,
del verdadero secreto
plaza colmada
un sujeto y su discurso,
nadie le cree
ni los ausentes,
ni los sabios
ya nacido en una casa
esas flores no son para mí
que vayan al desconsuelo
los mártires de bronce
en los pedazos de mi carne
laten algunos cristales
y en el cenit de mi pasión
Prometeo vuelve al mar
por mis venas corre una mujer
la llamo por su nombre,
me habita
en una ciudad vertiginosa,
que no acepta
rencores ni desiertos
giro mi cabeza
las sombras se despiertan
un águila confunde el sol
vuela, y la abraza
tuve la impresión de ver colores
ambiciones,
rostros atrapados en su rostro
pequeños objetos
de los tiempos adolescentes
el poeta pretende,
un cinismo agradable
el oasis está,
orgulloso de su profecía
giro mi cabeza
las sombras se despiertan
sus luces me ofrecen,
lo inadmisible
el poder
el ansia
este norte
tiene caminos sin huellas
sin el nombre de las cosas
sin tinieblas,
ni exorcismos
el clamor del mundo se esconde
los árboles, se abrazan
no le temen a la oscuridad
los antílopes dejan de admirar al lago
y salen a buscar futuros
es la ternura hecha lucha
la humanidad,
los envidia
y les permiten pasar
alguien debería traducir a otro idioma
mi placer al verte dormir
la línea recta,
el ocaso
la ropa tendida
—Ha llegado mi carta, escrita hace diez años
—Pero sus palabras se diluyeron, no soportaron esperar
Marcelo Camisay
Agosto de 2015
Atelier
—Ayudame
—¿A qué?
—A descubrirnos
llego, temprano, como siempre,
descalzo, te espero
el aroma del desayuno
me cuenta un secreto
digo que sí,
y subo a verte...
me invitaste
medito un poco,
y resuelvo ser optimista
arranco un pincel
y dibujo un cerezo
entre las velas, el aroma
y el vuelo de una golondrina
trazas una ventana
decido que esté abierta
coloreas un marco viejo
aporto el desorden,
esbozas un niño
disfruto ver ahora un puente de plata
te gusta el índigo
a mí, los problemas
efímero, como el sol
el pueblo oculto
¡liberen esas promesas!
detrás del árbol, retrato
a alguien parecido a vos
reclama su oasis
parece haber perdido
la tradición de elevarse
tararea un viejo blues
toma impulso
y vuela a través
del siglo
el primer cajón
guarda más pinturas
la penúltima alquimia
el pesar
las antípodas
tu trazo, tu mano, la mía
las nuestras
tenemos intensidad entre las calles
tu espalda es
como mi mesa
(hago lo que quiero, hago lo que puedo)
por otra parte,
esas miserias
no nos pertenecen
es una narrativa que implora velas
te beso y ese ardor
merece su tela
el miedo y el ansia de celebrar
desenmascaramos a los falsos virtuales
los impotentes del amor
los dibujamos,
encarcelados
deambulan por el foso
nos causan pena
tengo sed,
como todos los martes,
de vos
extraño el polen de tu nuca
el tibio y apasionado rebote
de la ducha
recorriendo nuestras pieles
tiramos prosas
desde la ventana
hablamos siempre
del mar
del universo
las pirámides
del misterio
las uvas
aplico barniz,
mezclás tonos,
te veo y me desarmo,
(lo haces muy sensual)
rosa permanente
negro marfil
una caricia de colores fuertes
este cuadro va a arder de emociones
tiene los ojos de la madre
y las torpezas del padre
llevamos dos meses
quitamos, trazamos de nuevo
inventamos cosas diferentes
discutimos sombras,
amarillo limón
rojo cadmio
luces
entornos y utopías
acordamos deliberar todo esto
en el cuarto.
por la mañana,
me mirás y decís
—Este cuadro no quiere ser concluido
—Yo tampoco quiero
—Entonces somos tres...
Marcelo Camisay
Julio de 2015
Desvelo invisible
—¿Quién llamó?
—Tu pasado, que ha venido a salvarte
azar en cartas marcadas
mucha vida,
poco espacio
niebla en mi pelo
esperás en la esquina
cuando tengo todas estas verdades
acechando en mi garganta
funciona como un tambor
con bramidos,
y despertando al mediodía
también se logra
con unos pocos celos
y dibujos en el aire
disparando lo permitido
—Yo entiendo que no es fácil
—¿Alguna gota de rocío lo es?
en la Luna
los atardeceres ocurren
solo ocurren,
no me preguntes como
este souvenir se aleja
y elige el mes preciso
cartas de esmeralda
vamos a la isla del instante
donde las sombras
son congregadas de inmediato
respiran los vivos,
duermen los amantes
se perfeccionan las herejías
los pórticos se cierran
—¿Te veré de nuevo?
—Hasta con tus ojos cerrados
mi responsabilidad
está en tu cuarto
no escribe cartas
apenas despedidas color ocre
desapareció el dolor
soy otro individuo,
que ha permitido dejarse amar
quiero que esto no concluya
deseo lo mismo
lacrar una pared con nuestras promesas
una noble comunidad de pescadores
el mechón de tu pelo
escribir libros sin finales
acontecimientos, mano a mano,
frente a frente
narrando el mundo que visitamos
confirmando indicios propios,
y ajenos
por fin se detuvo
esta lluvia indigna
que hizo de la suyas...
—Necesito un minuto de tu tiempo
—No puedo.Solo puedo ofrecerte eternidades.
Marcelo Camisay
Julio de 2015
Lama
una noche calurosa de verano
soñé estar despierto
y caminaba entre las tumbas
algunos miedos;
sin pedir permiso,
me acompañaron
hablamos bastante,
los miraba a los ojos
he conocido a varios;
los reconozco como míos,
otros; no los tuve
aún...
me pidieron algo,
entenderlos
el más anciano de los miedos ,
dio un paso al frente,
pasó su mano por mi rostro,
y en muy baja voz
susurró...
"encuentro tu esencia
en mis ganas de vivir
los significados del tiempo
esas cornisas ocres,
mi péndulo
tu honor
cualquier perspectiva ingenua
será tu destino
el retrato de mi padre
tu cumpleaños, el té,
la máscara veneciana
y lo que nos separa de lo maravilloso"
solo atiné a correr en ese instante
estaba aterrorizado
ellos se quedaron esperando
el viejo miedo desapareció;
(y yo con él)
mañana,
con el primer brillo de la luna,
he de regresar
esta vez
llevo respuestas
pienso contarles de otras noches
las de julio,
donde las huellas se notan más
y los campamentos
están repletos de extravagantes
soñadores,
mujeres con forma de prosa
y bailes entre enamorados,
que no se conocen.
zonas brillantes,
otras sorpresas
varios superhéroes,
y villanos de azúcar
diversos responsables,
la misma escalera
cien ciudades fantasmas,
el mismo ceñir
me va a gustar hallarlos
verlos, tocarlos
la vida es corta
nada puede suplir al carruaje
eso les contaré
ellos saben,
que serán absueltos
volverán
con sus familias
serán azules
cumplirán esas misiones
volarán hasta los campanarios
y encontrarán paz
para siempre
solo en ese instante
los campos de girasoles
podrán, al fin;
ser sembrados
al despedirme
mirándolos a sus ojos cerrados,
además les diré,
por última vez...
"saben bien
como se sobrevive
a todo esto
en una ropa abandonada
hay rouge ,
un poco de mármol
dos gotas de rocío,
tres de olvidos
una de nácar
hay tiempos que corren
y humanos oscuros
pero nada de esto es cierto
son miedos,
igual a ustedes...
son libres ahora
son azules"
Marcelo Camisay
Junio de 2015
Es medianoche en el lago rubí
"Tengo tu nombre
Tengo tu grito
Tengo tu sudor"
No sé de quién son esas alas
llamalo como quieras
lo describo con tu nombre
voy a nacer en los médanos
quizás tu homenaje
así hemos observado
es trivial
la derrota frente al muro
observo la luz de la primavera
desde el techo de mi tatuaje
elevarte
desearte
cuidarte
esta caña de pescar besa tu frente;
en esta centuria contaré mi pesar
luzco lozano, fresco
pronto seré un poeta
caminando de la mano del cenit
y la caligrafía de tu pelo
quedó ahí;
esperando
al costado de la senda
y fantasmas,
puntos de equilibro
en el fragor de la lucha
los insomnios y dolores
ya sabemos entonces;
que no hay registro alguno
de algo semejante
estimularte
respetarte
despertarte
mi distancia,
es posible desde el arbusto,
con el fuego de Moisés
me encojo de hombros
y leo una novela
conozco el final,
tiene tu bálsamo
este entorno,
la mano que despide
esos pañuelos;
rotos por el llanto
del adiós al futuro
alegrarte
desafiarte
multiplicarte
una brisa en primera plana,
tal vez, mi dogma
es diferente; simple
tu orgasmo
es mi fe
nuestras ganas de vivir
para siempre
en casa
en la distancia del terror
no puede haber vuelta atrás
solía sentarme
en el muelle victorioso
y meditaba sobre mis culpas;
como este testamento,
rechazo mi impulso
vos y esta sangre
en la noche impar
abrazarte
pensarte
imaginarte
sangre nueva y eterna,
que será derramada
por nosotros;
para el perdón de nuestros pecados
toma tu dinero
gana esa libertad
los corazones laten juntos
y no importa donde llegar
a las palabras se las lleva el mármol
proyectarte
esperarte
acostarte
prepararte
humanizarte
acompañarte
desvanecerte...
Marcelo Camisay
Mayo de 2015
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